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martes, 25 de agosto de 2009
Psicosis y toxicomanías
martes, 18 de agosto de 2009
Un enfoque sobre el origen temprano de las adicciones
El origen temprano de las patologías adictivas
En el siguiente trabajo se exponen los diferentes factores - como la aparición de patologías adictivas en la adolescencia y la edad adulta-, que intervienen en la estructuración del psiquismo temprano y la contrucción de los objetos internos, originando a su vez un déficit en la instauración del pensamiento simbólico del individuo
Este trabajo intenta articular ciertas fallas en la estructuración del psiquismo temprano, con la aparición de patologías adictivas en la adolescencia y la edad adulta.
Los trastornos que originan un déficit en la instauración del pensamiento simbólico se relacionan con diferentes tipos de fracaso en la estructuración del psiquismo y la construcción de los objetos internos: la elaboración reactiva del conflicto dependencia-independencia, la persistencia de formas primitivas de ambivalencia y la patología del uso de objetos.
En la adolescencia éstas características se actualizan y complejizan. La adicción a objetos y sustancias será la heredera directa del fallo en la capacidad de pensar, del fracaso de la actividad de la fantasía, de la incapacidad para jugar, y finalmente del reemplazo de la palabra por el acto y del objeto vivo y deseante por la cosa concreta.
Afirmo que existe una continuidad estructural que va desde la persistencia de actitudes dependientes, hasta la adhesión exacerbada a ciertos objetos, pasando por formas leves o encubiertas de adicción, hasta las conductas francamente autodestructivas, compulsivamente irrefrenables que caracterizan al drogadicto grave.
domingo, 16 de agosto de 2009
Soy el remedio (...) y mi enfermedad
Las drogas y Platón Héctor López Artículo publicado en El Sigma La afinidad entre las llamadas "drogas intoxicantes" y los psicofármacos es tan obvia e íntima que resulta extraño no se repare más en ella. En principio, el término "droga" designa no sólo a las sustancias químicas ilícitas, –consideradas por la Justicia como "estupefacientes" por sus efectos narcóticos sobre el organismo y el psiquismo– sino también a los sofisticados productos de los que se vale la medicina para combatir los síntomas psiquiátricos, desde los poderosos neurolépticos a los antidepresivos y tranquilizantes. El conjunto común al que pertenecen ambos elementos se hace escuchar en casi todos los idiomas: el idioma inglés por ejemplo emplea la misma palabra drug para referirse tanto al tóxico como al medicamento, empleo menos frecuente en nuestro idioma donde la palabra "droga" se vincula más directamente a las sustancias ilegales que a la farmacia. La homonimia señalada descorre un pudoroso velo y deja ver que la naturaleza de los psicofármacos incluye indisolublemente ciertas propiedades "estupefacientes". Por lo cual, no se trata de una homonimia accidental o contingente desprovista de valor, sino más bien de una muestra de lo que el lenguaje sabe a expensas del ocultamiento interesado. Artículo completo Héctor López Héctor López, psicoanalista. Profesor y Doctor en Psicología. Ex miembro del Foro Psicoanalítico de Buenos Aires y de Lazos Institución Psicoanalítica. Profesor titular regular y Director de la Maestría en Psicoanálisis en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Docente titular en el Doctorado de la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología, y en las Maestrías de Psicoanálisis de la UBA y de la Universidad Nacional de Rosario. Autor de los libros: Psicoanálisis un discurso en movimiento, Editorial Biblos, Buenos Aires, 1994, Las adicciones sus fundamentos clínicos, Editorial Lazos, Buenos Aires, 2003 y Lo fundamental de Heidegger en Lacan, Letra Viva, Buenos Aires, 2005. |
miércoles, 12 de agosto de 2009
En los márgenes
Maximiliano Antonietti,
El tóxico en los márgenes del psicoanálisis,
Lazos Editorial, 2008
Son tiempos oscuros los nuestros. Tanto más lejos de la polis, cuanto más cerca del televisor, tanto más consumidores como menos ciudadanos, tan perezosos en los procesos como ávidos del culto a las imágenes. Si el futuro llegó hace rato, si el destino ha desaparecido a sangre fría, si el espíritu se refugia nuevamente en las microesferas individuales de los cuatro canales de cable para aprender a cocinar exquisiteces onerosas, no es la luz la que grita, es la oscuridad.
Existe una tendencia tóxica general de nuestros tiempos y -no podría ser de otro modo- el encuentro de las toxicomanías y el psicoanálisis promete. Sin embargo, es muy poco lo que se ha escrito sobre éste encuentro. Quien quiera intentar esta literatura fácilmente lo puede comprobar. Que al tiempo de iniciada la lectura es evidente que no sólo se ha escrito poco, sino que, de lo poco, hay aún menos para el recuerdo.
Quizás sean unas cuantas las razones de todo esto. La primera de ese orden es que ni Freud ni Lacan se propusieron una verdadera "teoría" de las toxicomanías y, como sabemos, a los psicoanalistas no nos ha ido tan bien en aquellas cuestiones que no fueron allanadas por el trabajo de los maestros. En Lacan existen apenas tres o cuatro referencias al tóxico en función de las cuales (creer o no creer) hasta libros enteros han sido escritos. Que a unos cuantos psicoanalistas les basta con una frase de Lacan para, de ahí en más, deducir todo un orden de cosas.
En Freud las referencias no resultan tan claras. No puede decirse que las toxicomanías y el alcoholismo no hayan sido de su interés; basta para convencerse de ello los trabajos sobre la coca.1 Pero tampoco publicó nada en forma de historial, ningún caso donde las cuestiones del tóxico tengan algún protagonismo. Apela a la noción de tóxico en varias ocasiones, pero en ningún momento intenta una teoría que lo sistematice. Así de intrigados nos deja Freud al respecto.
La actualidad psicoanalítica nos tiene habituados (posiblemente más de lo que quisiéramos) a transitar las páginas de un trabajo y no tener la menor idea de cuál es el interrogante al cual ese trabajo responde. No sólo muchas veces resulta difícil seguir más o menos el hilo entre las innumerables, y ya a esta altura inevitables, citas de Freud y Lacan, sino que, entre cita y cita, es muy fácil extraviarse en la repetición innecesaria de frases que llevan la pretensión implícita de valer por sí mismas como argumentaciones.
En esos extravíos, si algo echamos de menos, son los interrogantes que se propuso el autor y que suponemos deberían enhebrar cada frase del trabajo. No hay frase en un texto que tenga pertinencia sin articulación con sus interrogantes, ni hay elaboración necesaria que no atienda a las preguntas iniciales. La cita, incluso, tiene un valor conceptual sólo en la medida en que pueda ser articulada con el conjunto de la argumentación. Sin esa articulación, un texto deja de ser necesario o, al menos, ya no sabemos para qué continuar con su lectura.
Cabe recordar que no siempre fue así. No siempre el principio de autoridad fue el principio de los principios y no siempre las citas se confundieron con los trabajos. Textos inmensos como Introducción al narcisismo2 o El malestar en la cultura3 no deben su vigencia sólo al autor de sus páginas, sino a que fueron elaborados con otro modo de interrogar, distinto del que la actualidad psicoanalítica nos tiene acostumbrados.
En el presente trabajo, pretendemos plantear un interrogante en términos psicoanalíticos; intentaremos establecer las condiciones de su elaboración y pondremos empeño en responder, en la medida de nuestras posibilidades, a la cuestión planteada.
Ese lugar, por decir así, marginal del tóxico en el psicoanálisis, no nos impide desprender de él algunas de sus consecuencias. Nada nos impide, tampoco, encontrar en el tóxico una buena excusa para interrogar a la clínica psicoanalítica. En este sentido, el recorrido de este trabajo por el tóxico y las toxicomanías obedece menos a los anaqueles nosográficos que al esmero por ahondar en los fundamentos del psicoanálisis. Por esta razón, es ineludible dilucidar el lugar del tóxico en la obra de Freud en su argumentación de las neurosis de transferencia.
Del mismo modo, rechazaremos la tentación de hacer, en función de la tendencia especializadora de la época, una "clínica de las toxicomanías". Este trabajo se valdrá, entonces, del tóxico como una excusa para tensar algunos hilos de la argumentación psicoanalítica.
Así las cosas, lector, propongo una frase que espero moleste un poco a sus oídos, como si fuera el estribillo de algún tema musical que no es de nuestro agrado pero no podemos dejar de tararear. La frase es ésta: El tóxico es una referencia fundamental en la argumentación de las nociones freudianas. Veremos a dónde nos lleva.
1 Sigmund Freud: Escritos sobre la cocaína, editorial Anagrama, Barcelona, 1980.
2 Sigmund Freud: "Introducción del narcisismo", en Obras Completas, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1993, Volumen XIV, pág. 65.
3 Sigmund Freud: "El malestar en la cultura", en Obras Completas, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1993, Volumen XXI, pág. 57.
Maximiliano Antonietti es licenciado en Psicología UNLP, investigador y docente de la Facultad de Psicología UNLP en la cátedra de Teoría Psicoanalítica y en el Seminario Toxicomanías. Integrante del equipo asistencial del CPA La Plata, Ministerio de Salud de la Pcia. de Buenos Aires; ha dictado cursos y seminarios sobre la temática y publicado trabajos en revistas especializadas.
domingo, 9 de agosto de 2009
Configuraciones toxicómanas
BARBAROSCH, Andrés, FLEISCHER, Deborah y WARJACH, David, No se conocía coca ni morfina. Configuraciones toxicómanas, Ediciones Grama.
miércoles, 5 de agosto de 2009
Cómo afecta la marihuana a la memoria?
Por qué el cannabis afecta a la memoria
- Los cannabinoides activan una vía molecular relacionada con los recuerdos
El abuso del cannabis afecta a la memoria. (Ilustración: Elena Águila)
MADRID.- Que el consumo de marihuana y sus derivados provoca problemas de memoria es algo bien sabido. Sin embargo, el proceso concreto desencadenado por el tetrahidrocannabinol, el principio activo de esta planta, era una incógnita. Un grupo de investigadores de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona detalla en el último número de la revista 'Nature Neuroscience' su acción en el cerebro.
El proceso de adquisición de memorias, ya sea de conocimientos, valores, experiencias o habilidades, se divide en diferentes fases. Primero, nos exponemos a aquello que vamos a aprender: la capital de Burkina Faso, cómo se usa un cuchillo... Luego, en nuestro cerebro tiene lugar el proceso de consolidación, unas 24 horas después. Si éste no sucede, entonces, no recordaremos.
Los descubrimientos realizados por Andrés Ozaita y Rafael Maldonado, especialistas en neurofarmacología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la universidad barcelonesa, sugieren que el conocido efecto deletéreo de los cannabinoides sobre la memoria se debe, precisamente, a la interrupción del proceso de consolidación.
"Los animales a los que les administramos delta-9-tetrahidrocannabinol [THC] después de haber 'aprendido' una tarea no lo recordaban un día después", ha explicado a elmundo.es Ozaita. "Eso quiere decir que la exposición a estas sustancias interfiere en la consolidación de la memoria", añade el investigador.
Una compleja cascada de acontecimientos
El THC es una sustancia que pertenece a la familia de los cannabinoides. En nuestro cerebro existe un sistema que funciona con moléculas del mismo 'linaje', el endocannabinoide, que "interviene cuando es necesario disminuir el nivel de excitación neuronal", señala Ozaita. Para realizar su misión, estas moléculas se unen a los receptores cannabinoides (CB).
La sustancia activa del cannabis, el THC, actúa sobre los CB1, situados en unas neuronas del hipocampo, estructura relacionada con la memoria y la representación espacial. Cuando los cannabonoides se unen a los receptores de las interneuronas gabaérgicas, nombre concreto de estas células nerviosas, causan la activación de una vía de señalización molecular involucrada en el control de la síntesis de proteínas.
"La hipótesis de nuestro trabajo era que el incremento anómalo de la síntesis de proteínas en las sinapsis podía causar los problemas de memoria", señala Ozaita. Y sobre ella dispusieron sus experimentos, que confirmaron que la activación excesiva de la vía molecular mTOR, provocada por el THC, está asociada con déficits en la memoria.
En el futuro, este equipo científico planea estudiar los efectos de la exposición crónica a esta sustancia, "comprobar si a largo plazo se produce tolerancia, como ocurre con los opioides" y "descubrir la relación exacta entre el sistema endocannabinoide y la memoria", concluye este investigador.